Viola da Gamba
La viola da gamba tuvo su origen en España a finales del s. XV, en el Reino de Aragón. Su antecesor directo es la vihuela, un instrumento de la familia de las guitarras, que en las últimas décadas del s. XV se tocaba, ya sea como un instrumento de cuerda punteada o como instrumento de arco, habiendo así una vihuela de mano que a la vez podía ser vihuela de arco. Con el tiempo los dos instrumentos se diferenciaron. La vihuela de arco fue llevada a Italia por los aragoneses y allí se le dio un puente curvo, convirtiéndose en un instrumento con nuevas posibilidades. En Italia recibió el nombre de viola da gamba (viola de pierna) que ahora es el nombre más utilizado.
En el s. XVI la viola da gamba se difundió por Europa, muchas veces introducida e impulsada por las familias nobles, incluso por los monarcas, como Enrique VIII de Inglaterra. En el s. XVI se utilizaba principalmente en conjuntos de violas de diferentes tamaños y afinaciones, llamados consorts. Los tamaños más comunes del instrumento eran el bajo, el tenor y soprano o tiple. También se combinaba con otros instrumentos para tocar la música polifónica propia del Renacimiento, ya sea vocal o instrumental. La viola en toda su historia nunca tuvo un tamaño o forma estándar como los instrumentos de la familia del violín y encontramos en toda Europa una gran variedad de formas del instrumento.
En el periodo Barroco Inglaterra es el principal centro de la viola da gamba en Europa durante gran parte del s. XVII. La construcción de la viola se modifica, permitiendo que se convierta en un importante instrumento solista, que se utilizaba en repertorios melódicos de gran virtuosismo, generalmente variaciones (divisions), o en repertorios casi polifónicos, con muchos acordes (música para lyra viol). Algunos compositores destacados de este tipo de repertorio son T. Hume, C. Simpson y W. Lawes.
En Inglaterra floreció de manera particular la música para el consort de violas, de autores como O. Gibbons, J. Jenkins y W. Lawes. El interés por la viola decae en las últimas décadas del siglo por la llegada de los instrumentos de la familia del violín. H. Purcell (1659 -1695) es el último compositor que escribió música para consort. La viola como instrumento solista se continuó usando esporádicamente.
En la segunda mitad del s. XVII Francia se convierte en el principal centro de la viola. Además de los músicos profesionales, la viola se consideraba un instrumento apropiado para personas refinadas y de alcurnia. Se desarrolla un repertorio solista creado por los grandes virtuosos del instrumento en la forma de piéces de viol, suites de danzas para viola solista y bajo continuo. Sainte Colombe (muerto c. 1701) consolidó la técnica de la viola y se le atribuye la incorporación de una séptima cuerda al bajo de viola, que se vuelve común sobre todo en la música para viola de Francia y Alemania.
Los principales compositores de obras para viola eran gambistas virtuosos como M. Marais (1656-1728) y A. Forqueray (1672-1745).
En los países alemanes en los ss. XVII y XVIII se compusieron principalmente suites y sonatas para la viola como instrumento solista, destacando el trio sonata para flauta o violín, viola da gamba y bajo continuo. J. S. Bach, G. F. Haendel y G. P. Telemann escribieron algunas obras para viola solista. En la siguiente generación el interés por la viola da gamba decae, pero todavía se utiliza como solista en música de cámara compuesta para la corte de Federico II de Prusia, en la música de compositores como C. P. E Bach y J. G. Graun. El último gran virtuoso de la viola da gamba en el s. XVIII fue el compositor alemán K. F. Abel radicado en Londres. Después de su muerte en 1787 la viola da gamba cayó en desuso hasta el resurgimiento del interés por la música renacentista y barroca en el s. XX. Actualmente se hacen copias de violas de diferentes épocas y regiones para tocar repertorios específicos.