El Violín y el Violonchelo
El violín y el violonchelo comparten una historia muy cercana y semejante, siendo el violín el modelo para que se construyeran la viola, el violonchelo y en buena medida el contrabajo. Corresponden respectivamente a la soprano y el tenor o bajo de la familia del violín.
El rebec, los violines del Medioevo y el Renacimiento, y la lira da braccio parecen ser los antecedentes directos de la familia de los violines.
El origen del violín se dio en Italia. Prácticamente todos los grandes constructores desde el s. XVI se ubicaron en Cremona, Brescia o Venecia. Los violines comienzan a aparecer en pinturas del s. XVI y muestran instrumentos con orificios en forma de “f” y clavijas colocadas de forma lateral en cabezas con la característica voluta. Las primeras referencias del violonchelo son a partir de la segunda mitad del s. XVII.
A. Amati estableció lo que se consideró un primer estándar del violín, pero fue hasta 1710 que la forma del moderno violín se asentó, en buena medida por el modelo creado por A. Stradivari. El moderno violonchelo ha tenido una historia semejante. La familia de la viola da gamba tuvo un desarrollo independiente a la del violín. De ésta familia proviene la idea de construir un mismo tipo de instrumento con diferentes tesituras, cubriendo desde los sonidos agudos hasta los más graves. Este principio se aplicó en la familia del violín a inicios o mediados del s. XVI. Las violas da gamba no son parientes directos del violonchelo, aunque ambos coincidan en sus registros sonoros y en el modo en que se colocan para ser tocados.
El violín tiene mayor potencia sonora que los instrumentos de cuerda que le antecedieron. Los primeros violines y violonchelos contaban con tres cuerdas y afinaciones variadas. En la segunda mitad del s. XVII la cantidad de cuerdas se estableció en cuatro. Éstas se fabricaban fundamentalmente de tripa de oveja. En el s. XVII se inventó el entorchado con metal a las cuerdas de tripa, un alambre que se enredaba en la cuerda y permitía obtener sonidos graves con cuerdas menos largas y gruesas. El invento del entorchado fue crucial para el desarrollo del violonchelo y el contrabajo. Hoy en día se usan cuerdas metálicas, sintéticas con entorchado metálico, o de tripa con entorchado metálico para la interpretación de música del Romanticismo en adelante.
A partir del final del s. XVIII los constructores alargaron el mango y lo colocaron con una mayor inclinación en la caja del instrumento. Esto aumentó el largo y el ángulo de las cuerdas, produciendo una mayor tensión al instrumento que permitió un mayor volumen del sonido. Como consecuencia, los diapasones fueron también alargados, con el fin de permitir una mejor ejecución en posiciones más altas.
Es imposible separar la historia de los instrumentos de cuerda frotada de los nombres de diversos constructores (también llamados luthiers o lauderos), en especial los que se ubicaron en Italia entre los ss. XVI y XVIII.
El violín cuenta con un inmenso repertorio en donde es presentado solo, acompañado, como solista de concierto, como parte de un ensamble de cámara y en ensamble orquestal. Es tal vez el instrumento con el más amplio y variado repertorio en la historia musical. Los propios violinistas—como A. Corelli, A. Vivaldi, J. S. Bach, F. J. Haydn y W. A. Mozart—contribuyeron a la historia del violín con sus composiciones y su forma de interpretar con el instrumento. La integración de grupos de violines, violas y violonchelos en los ensambles orquestales a partir de la segunda mitad del s. XVIII, ha sido un factor determinante para el desarrollo de lo que hoy conocemos como orquesta sinfónica.
Durante el Barroco el violonchelo fungió principalmente como parte del “bajo continuo”, aunque fue también inspirador de obras para violonchelo solo, así como muchas sonatas y conciertos de diversos compositores en Italia, Francia y Alemania principalmente. En el periodo clásico el instrumento sufrió cambios que produjeron un nuevo desarrollo a su repertorio y éste se volvió figura principal en la música de cámara, la música orquestal y en el terreno concertante.
Los ss. XIX y XX han significado épocas de un importante desarrollo y presencia para el instrumento. Hoy en día son comunes algunas adiciones a los instrumentos. En el caso del violín moderno, se le agregó la “barbada” que permite mayor estabilidad y aumenta la movilidad de la mano izquierda; al violonchelo se le adicionó la espiga, insertada en la parte inferior del instrumento. Hoy en día la espiga es de metal y es ajustable en altura y posición.